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Francisco Madero writes to Abraham González re robbery at Banco Minero, Cuernavaca, 15 August 1911

Cuernavaca, el 15 de agosto de 1911
Señor don Abraham González, gobernador de Chihuahua.
Muy apreciable amigo: estuvo hablando extensamente conmigo don Enrique C. Creel sobre el proceso que le siguen, referente al robo al Banco Minero, a él, a su hermano y a su yerno en ese estado. Me dice que las causas por las que pidieron el desafuero de él es porque dice el juez que se extralimitó en sus funciones de gobernador al interrogar a algunos de los que se creían cómplices.
Si realmente esa es la causa, me parece pueril y demuestra marcada parcialidad de parte del juez. Reflexionando con serenidad sobre el asunto del Banco Minero, se comprende que es imposible atribuir el señor Creel o algunos de ellos la culpa, pues las cuatro quintas partes del capital es precisamente de ellos y es ilógico que se fueran a robar a sí mismos con tanto escándalo, cuando por medio de hábiles combinaciones es fácil cometer robos de mayor cuantía sin dejar ningún rastro. De todos modos no me quiero meter a averiguar si son culpables o no.
Lo único que me suplica don Enrique C. Creel, y que creo que es de justicia concederle, es lo siguiente: que vaya a conocer del juicio un juez que se mande de México y que sea persona estrictamente imparcial, pues él pretende que el actual juez que lo juzga, Jesús María Dozal, le tiene mala voluntad porque durante su administración de él, tuvo que separarlo del puesto por tales o cuales razones. Esto me parece de estricta justicia y por tratarse de un asunto tan trascendental y de grande importancia lo concederá usted.
En cuanto al caso especial de don Enrique C. Creel, le suplico tomar en consideración que sido embajador de México en los Estados Unidos y ministro de Relaciones Exteriores, por cuyo motivo debemos obrar en este caso con especial cuidado, pues únicamente en el caso de que haya una absoluta evidencia de que ha cometido una falta grave, se le debe procesar, pero no por pequeñeces como las que asenté anteriormente. Parece que Cortázar está en el mismo caso y, realmente, si la única causa por la que se le quiere meter en la cárcel es porque hicieron algunas interrogaciones a los reos, me parece que es injustificado, si se tiene en cuenta los inmensos abusos que cometió la administración pasada. Sin otro asunto, quedo como siempre amigo que mucho lo aprecia, su atento y seguro servidor. Francisco I. Madero.